Día 1. Beijing: la primera en la frente

18 08 2009

El 18 de julio de 2009 era el Gran Día. El día en que nuestros occidantales pies se iban a posar, por primera vez, en tierras orientales. China dejaba de ser un sueño, una guía o un documental. Iba a convertirse, por fin, en algo real. Pero el viaje había empezado un par de días antes…

Amsterdam, donde habíamos pasado un día entero y una noche, fue la ciudad que actuó como lanzadera hacia Beijing (Pekín), donde llegaríamos después de coger dos vuelos de Aeroflot Russian Airlines y hacer una escala de 4 horas en Moscú. Más de 16 horas de viaje en total. Me reservo las aventuras y desventuras con Aeroflot para otro post.

El caso es que después de recorrer tantos kilómetros y saltar tantas zonas horarias, allí estábamos por fin, en el Beijing Capital Airport, donde nos esperaban tres controles diferentes y sus correspondientes colas antes de salir al exterior. A las habituales inspecciones de pasaportes, se habían unido los controles médicos masivos por la Gripe A, así que tardamos un rato en encontrarnos con el aplastante calor de China. Después de preguntar a dos o tres empleados de la compañía de autobuses, conseguimos encontrar el bus que nos llevaría al Sanlitun Youth Hostel (nuestro «albergue»).

Controles en el aeropuerto de Beijing

Controles en el aeropuerto de Beijing

En la ruta hacia la ciudad observamos que las carreteras y los coches no son muy diferentes a los nuestros, pero sí lo es la caótica forma de conducir (de esto también hablaré en un post aparte). Cuando nos bajamos en mitad de nuestra primera calle china, lo primero que sentimos, a parte de calor, es desconcierto. Tráfico alocado, grandes edificios, muchos chinos (como es lógico) y pocas indicaciones que puedan orientarnos. Eso sí, ahí, a pocos metros de donde habíamos bajado, estaba McDonald’s, ese punto de referencia universal.

McDonald's en Beijing

McDonald's en Beijing

Llegamos al hostel después de una impresionante pateada bajo el sol y después de preguntar a varias personas que nos ayudaron lo mejor que pudieron dadas las diferencias idiomáticas. Suerte de una joven que hablabla inglés mucho mejor que nosotros, sino aún estaríamos dándole vueltas a las indescifrables instrucciones que teníamos y releyendo una y otra vez los nombres de las calles (que aunque estén traducidos al inglés siguen siendo incomprensibles). De esta primera pateada aprendimos algo: las distancias en China nunca son lo que parecen. Cualquier cosa está 5 veces más lejos de lo que te han dicho o de lo que habías pensado tras consultar tu mapa. Por cierto, de camino al hostel encontramos el Instituto Cervantes. Quería aprovechar para preguntarle a alguien cómo podíamos llegar, pero el recepcionista chino curiosamente sabía poco español y no parecía que hubiera nadie más por allí. Nos llevamos algunos panfletos de recuerdo y miramos las actividades por si podíamos ir a ver alguna película, pero nunca volvimos a pasar por allí.

Instituto Cervantes en Beijing

Instituto Cervantes en Beijing

Aún era pronto cuando llegamos y no tenían lista nuestra habitación, aunque cuando nos la dieron, un par de horas después, tampoco es que pareciera del todo lista. El lavabo, afortunadamente, era de estilo occidental, y no uno de esos meaderos a ras de suelo que tantas veces veríamos después. El resto del día lo dedicamos a dormir y para la noche nos guardamos lo mejor…

Decidimos que, por ser la primera noche, sólo saldríamos a dar una vuelta por la famosa Plaza Tian’anmen (donde aquel hombre anónimo paró a los tanques del ejército con una bolsa de la compra en cada mano). Nos plantamos allí fácilmente con el metro, donde recibimos las primeras lluvias de miradas por parte de los asombrados chinos. Nunca hubiéramos pensado que en la capital de China, donde hacía un año habían vivido unos Juegos Olímpicos, íbamos a parecerles aún tan extraños, pero así era y así fue durante todo el viaje. En fin, bajo esa atmósfera de miradas y gente cuchicheando sobre nuestras pintas, nos bajamos en la Plaza y distinguimos a lo lejos el retrato de Mao. Nos dirijíamos hacia él cuando un par de estudiantes chinas que pululaban por la zona empezaron a hablarnos en inglés. Aunque mi inglés no es precisamente fluido, puedo hacerme entender y nunca rehuyo una conversación, así que me lancé a charlar esperando recoger alguna experiencia de aquello. Y vaya si la recogí…

Lupe en la Plaza Tian'anmen con el Retrato de Mao al fondo.

Lupe en la Plaza Tian'anmen con el Retrato de Mao al fondo.

Durante unos minutos intercambiamos preguntas y respuestas básicas sobre nosotros y nuestros países mientras caminábamos bajo el gran retrato de Mao. Después de hacernos una foto, una de ellas nos preguntó si nos apetecía ir a cenar con ellas. Yo, que estaba dispuesto a profundizar en el conocimiento de la cultura china, me mostré predispuesto desde el principio, pero Lupe estaba recelosa y dijimos que no. Aún así, nos ofrecieron ir a tomar algo y esta vez no nos negamos… aunque Lupe las seguía mirando mal.

Poco después estábamos en una coqueta habitación privada de una Tea House (Casa de Té) en un hutong (callejón) cercano a la Ciudad Prohibida. Allí, una amable camarera se afanaba en servirnos diferentes clases de té y nos explica (en chino) sus cualidades. Las estudiantes hacían de traductoras e intentaban darnos conversación. Pero una bombilla se había encedido ya en nuestro cerebro y, gracias a Lupe, que ya las había cruzado con motivo, caimos en la cuenta de que aquello era un timo. Lo peor es que ya habíamos leído sobre ello (ella en la guía Lonely Planet y yo en un aviso que había visto colgado en el hostel, donde advertían de estudiantes que te mostraban exposiciones de arte o te llevaban a una casa de té para sacarte el dinero).

Propuse varias soluciones drásticas y, como no entendían el español, dialogamos delante de ellas sobre las opciones que teníamos (salir corriendo, poner excusas, etc.). Al final no tomamos ninguna medida desesperada y nos limitamos a zanjar el asunto de los tés cuanto antes. Empezamos por preguntarles el precio y decirles que teníamos muy poco dinero. En una lista con letras chinas nos enseñaron claramente el número 30. Yo intenté asegurarme de que se referían a 30 yuanes (unos 3 euros) y de que ese era el precio final que íbamos a pagar. Después de asegurarme que así era, hicieron desaparecer la lista de precios y yo supuse que el timo consistiría en pagar 30 yuanes por cabeza (incluyendo los tés de ellas), por lo que me esperaba una factura de 120 yuanes (12 euros). Era un precio muy elevado para la vida china, pero barato para un timo. Asumiendo mi estupidez y con cara de tonto (es lo que era en esos momentos), aún intenté paladear aquellos tés, que ni siquiera nos gustaron.

Al cabo de un buen rato conseguimos parar el ir y venir de tacitas y pedimos la cuenta. La cuenta, para mi sorpresa, ascendía a 650 yuanes (65 euros). Eso no era un precio barato ni para un occidental. Nunca entendí como se desglosaba aquel precio, pero tampoco me interesaba demasiado. Sólo tenía claro que no iba a pagarlo. Por debajo de la mesa le había pedido a Lupe que me pasara un billete de 100 yuanes (10 euros). Hice ver que me lo sacaba del bolsillo y les dije que era lo único que teníamos, que lo sentía mucho, que les había entendido mal, pero que no podíamos pagar más. Lupe, entretanto, sudaba con su cartera llena de billetes. Nadie perdió la calma, pero tanto las chicas como yo tensábamos la cuerda. Yo insistía en que no teníamos más y ellas «consiguieron» que la cuenta bajase a 54 euros tras devolver un tarrito de té que querían comprar. La camarera (lógicamente, compinchada con ellas) sonreía y esperaba con paciencia. Después de varios diálogos infructuosos nos propusieron pagar con tarjeta. Rápidamente aclaré que todo lo teníamos en el hostel y les dije que podíamos ir allí y traerlo (sabiendo que una vez estuviéramos fuera del local no volverían a vernos el pelo en su vida). Esto no convencía y ellas decían que tampoco tenían dinero para pagar lo que faltaba (supuestamente la cuenta ascendía el doble y ellas ya habían pagado su parte).

Pasaron algunos minutos en que la guerra fría sólo se interrumpía por silencios incómodos y encojimientos de hombros. Para bien o para mal, Lupe pusó fin a la situación sacando algunos billetes más. Afortunadamente sólo eran 70 yuanes (7 euros) y algunos billetes pequeños que tuvieron la delicadeza de rechazar para que no nos quedáramos sin nada. El resto de la factura, supuestamente, lo pagaron ellas con tarjeta de crédito. Nunca sabremos si se habían tragado nuestras mentiras o si les habíamos dado pena. El caso es que ellas se quedaron 17 euros y nosotros nos quedamos con un mal rollo que nos duró varios días. Desde luego, no era la bienvenida que habíamos esperado.


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18 responses

20 08 2009
Antonio Ruiz

Hombre Pruden!

Me alegro que ya andes por casa y a salvo de haber tenido que pagar más tés, aunque de momento sólo he leido el primer capítulo. A lo mejor me espera la sorpresa del 2º timo del té; nunca se sabe.

Me he reido mucho (lo siento) porque el pasado año unos amigos fueron a China y les ocurrió exactamete igual que a vosotros. Un timo total y además casi obligándoles a comprar algunas pinturas que tenían en una especie de extraña exposición. Una chica amable se les acercó y les invito a su casa. Como bien dices, acabo siendo un timo total, quería sacarles unas pelas vendiéndoles cualquier cosa a un precio elevado, en este caso pinturas.

Un abrazo y espero impaciente nuevos relatos de nuevas aventuras Chinas.

21 08 2009
fresnedo

Hola Antonio!

La verdad es que al final es la anécdota que más contamos y la que más hace reír. Al final los 17€ hasta valieron la pena jajaja. ¡Un viaje sin incidentes no tiene gracia!

En fin, espero que sigas echándole un ojo a los nuevos «capítulos», aunque no hubo más timos… ¡lo lamento!

Saludos!
Pruden & Lupe

4 08 2010
xd

Joer. Es tan facil como decir no, no voy a pagar ese timo. Asquerosos timadores! Te levantas y te vas. Yo jamas hubiera pagado mas de 2 euros por un timo.

Allà vosaltres!

Tzai Jien!

4 08 2010
fresnedo

Claro hombre,

Encerrado en una sala de un restaurante lleno de chinos, en un callejón lleno de chinos y después de haber hecho una consumición que en realidad tienes que pagar (aunque no sea a ese precio)… y con tu pareja al lado cagada de miedo… todos somos muy valientes desde casa 🙂

Saludos!

16 03 2011
Loly

Hola chicos, siento mucho lo del timo, debisteis pasar un mal trago, yo a Lupe la entiendo yo estaria aterrorizada.
Solo comentaros que en menos de un menos viajo a Pekin con mi pareja y unos amigos y agradezco estos blogs, el vuestro esta muy bien, gracias por toda la informacion y diferentes anecdotas.

16 03 2011
fresnedo

Hola Loly!

Gracias por dejar tu comentario. Me alegra saber que hay gente que puede sacar provecho de estos posts. Si crees que podemos ayudarte en algo déjanos algún comentario por el blog e intentaremos echar una mano en lo que se pueda. Saludos y buen viaje!!

16 03 2011
Loly

Ehyyy, gracias por contestar, pues la verdad es que toda ayuda y consejo de alguien que ha estado por alli es buena, agradezco tu oferta, tendria mil dudas pero intentaré seguir leyendo el blog para aclararlas, nosotros ya casi tenemos todo listo la proxima semana vamos a recoger el visado, vamos directos a Pekin y nos queda reservar hotel para dos o tres dias que queremos ir a Chengdé. Como llevasteis lo del idioma?, algunos de nosotros habla ingles pero segun tengo entendido alli apenas lo hablan no? bueno exceptuando las del timo claro, jajajajaja.
Gracias de antemano por vuestras respuestas

17 03 2011
fresnedo

Jajaja, sí, las del timo lo dominaban, las cabronas 😛 Pues efectivamente, es un problemón el idioma. Escuchar inglés, aunque no tengas mucha idea, es una bendición y hay que aprovechar esos escasos momentos en que puedes entenderte con alguien. En la calle es MUY complicado hacerte entender, incluso por señas, incluso enseñando mapas, incluso preguntar por un número o una hora, o un lugar emblemático, etc. Los recepcionistas y personal del hotel suelen hablar inglés (no siempre), así que es conveniente pedirles todo tipo de consejos y que nos apunten en chino las instrucciones que vayamos a necesitar durante el día y algunas frases útiles en general. Nosotros encontramos que era gente amable, risueña y servicial, pero aún así cuesta.

Por cierto, en cuanto al alojamiento, os recomendamos los «hostels», tanto en HostelWorld como en HostelBookers encontraréis a buen precio y mirad sobre todo los comentarios de la gente. Os puede cambiar el viaje una buena experiencia en el hostel. En Pekín estuvimos en el… Sanlitun Youth Hostel, cuya mayor pega es la distancia con el centro.

Seguiremos atentos a vuestras dudas 🙂
Saludos!
Pruden & Lupe

17 03 2011
Loly

Jajjaja, yo me he echo con un diccionario chino para el viajero, pero creo que tendré que señalarme o apuntarme ciertas frases para mostrarlas porque eso de pronunciarlas yo, lo veo complicado, jajajjaja, me alegro que por lo menos sean risueños y serviciales. En pekin tenemos reservado un hostel tradicional chino, creo que esta cerca del monasterio guangji segun he visto en el mapa al norte de la ciudad prohibida. Espero no hacernos mucho lio para ir a los sitios, el hotel nos ha mandado un plano de como llegar al hotel y un plano del metro. Gracias de nuevo, hay posibilidad de que me dieras un mail para no tener que escribir en el blog?

17 03 2011
fresnedo

Loly, puedes escribirnos a: losapuntesdelviajero@gmail.com, aunque la mayoría de dudas veo interesante que se comenten en el blog para que puedan servir a más gente… a veces te enteras de más cosas leyendo los comentarios que en los propios artículos jejeje

Saludos!

17 03 2011
Loly

Si, si tienes razon escribiré en los diferentes post y espero aportar nuevas cosas cuando haga el viaje, pero era por tener un mail a mano por si surge algo de imprevisto, ya que veo que se puede contar con vosotros sin problema, gracias de nuevo.

17 03 2011
fresnedo

Ok! Es un poco laberíntico, pero puede ser más útil jejej Usa el mail sin compromiso, eh, que también hemos respondido muchas dudas por ahí. Saludos!

16 10 2011
Rodrigo

jeje, la verdad es que la historia es un poco tragicómica, pero por suerte al final no les ha salido tan caro. Es bueno leer el blog, ya que hemos viajado por distintos países y ya sabíamos de distintas formas que te pueden timar y alguna vez hemos pasado bastante miedo. Así que lo mejor es informarse ya que todos los días se aprende algo nuevo.
Saludos,

17 10 2011
fresnedo

Hola Rodrigo,

Espero que lo que encontréis en el blog os pueda servir, aunque lo tenemos aún a medio terminar. Para cualquier cosa, ya sabes dónde encontrarnos. Saludos y buena suerte con ese viaje… de momento muy bien el precio de los billetes!

Saludos,
Pruden & Lupe

21 02 2016
juan

Lo siento por vosotros, es una pena que se quieran aprovechar de gente que les va a visitar. aunque también ellos pierden, porque es mala famasobre todo, si como parece, es algo habitual. Parece que hay más timos, otro que hay es de los billetes falsos, el taxis o tendero coge el billete con el que pagas le da el cambiazo y luego te dice que es falso, puede dartela tantas veces como sea de habilidoso, y eso suele ocurrir en el aeropuerto justo al bajar del avión. Otra «buena bienvenida» a los turistas… se te quitan las ganas de ir por allí

22 02 2016
Los apuntes del viajero

Hola, Juan. Gracias por tu comentario! Pues sí, la verdad es que no fue una gran bienvenida, pero creo que en todo país con turismo es una asignatura pendiente el tema de erradicar los timos. Aquí mismo, en Barcelona, hay todo tipo de timos legales y no legales por el centro. Una pena, pero así funciona el mundo. No sólo en China, claro. Un abrazo!

12 06 2016
Irene

Hola, gracias por el blog.He estado en Nanchang, capital de la provincia de Jiangxing ,pero como es tan superaburrido me voy aunque el contrato de trabajo que tenía era para un año, pero por la miseria de sueldo no me vale la pena.Ahora, a hacer un viaje pero organizado por una agencia que me han recomendado en el blog saporedicina en el que colaboran entre otros un chico de Barcelona que ha estado mucho tiempo viviendo en China .Os quería comentar dos especie de » timos» que me pasaron en el aeropuerto en Beijing y que me dejaron mal sabor de boca: 1-Iba con mucha prisa porque tenía que enlazar con un vuelo interno con AirChina , había volado con Swiss Air y el precio del exceso de equipaje ya estaba pagado en Valencia.La de facturación con muy mala leche y grosera y a pesar de decirle que ya lo había pagado no entró en razones,AirChina es miembro de la Worl Alliance a la que pertenecen varias compañías europeas, tuve que pagar 55 € porque o lo pagaba o perdía el avión.Voy a reclamarlo o bien en Shanghai donde tengo el vuelo de vuelta o a la agencia que me vendió el billete en España. 2-El 2 «timo» fue un individuo que aparentemente trabaja en el aeropuertode hecho llevaba la etiqueta identificativa ,como iba con el tiempo justo y allí poca gente sabe hablar inglés se ofreció para ayudarme,yo lo vi como una salvación aunque ya me sospechaba algo, que nadie te da los huevos a real y estaba preparada para el final, me ayudó a ir a pagar la tasa por exceso de equipaje a la caja , etc.al final claro cuando ya nos despedimos a pedir ,y le di algo pero aún le parecía poco, le dije que le daba un poco más por la ayuda ,pero que el hecho de ser occidental no significa que sea rica y que me había parecido que tenía la cara muy dura y que se aprovechaban del turista, por lo menos que lo supiera, y que porque perdía el avión pero que en otras circunstancias le hubiera puesto una reclamación.Tienen el concepto estoa asiáticos de que el dinero nos lo regalan. En fin…viajar en este país es muy difícil, no sólo porque casi nadie habla inglés,tan sólo algunos en grandes ciudades,sino porque para moverse es muy difícil, malas indicaciones, poca ayuda de la gente aunque intentes deir algo en chino, y como viajes en días de fiesta nacional,resreva todo con antelación porque no queda nada y está infestado de turistas nacionales y es agobiante ir a los sitios.

13 06 2016
Los apuntes del viajero

Hola, Irene! Gracias por comentarnos aquí tus experiencias, que por desgracia vemos que no son muy positivas. La verdad es que es un país (o era, no sé ahora) donde muchas cosas sencillas resultan bastante complicadas para un turista occidental. Y luego está el tema de los timos, pero esto ya es cosa de cualquier lugar turístico, creo yo. En fin, como todos los países, supongo que tiene luces y sombras. Un saludo!

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